El fútsal femenino es de aquellos padres que salieron de las estructuras sociales y culturales impuestas hace siglos atrás para llevar a su hija a entrenar.
El fútsal femenino es de los novios de las jugadoras que le enseñan en una plaza a hacer jueguito o a dar un pase.
El fútsal femenino es de aquella nena que quiere una pelota para navidad y no sólo una muñeca (o quizás ya no quiere la muñeca)
El fútsal femenino no es un deporte de hombres jugado por mujeres, es un deporte que debe ser practicado por todo aquel o aquella que quiera practicarlo.
El fútsal femenino es de aquella madre que trabaja, cuida a sus hijos y va a entrenar por la noche a la plaza más cercana junto a su equipo, para prepararse para el partido del sábado.
El fútsal femenino es de la escuela que lo da como opción para ser enseñado, es de la profe o del profe que se anima a darlo, porque sabe el valor y los valores que promueve su enseñanza.
El fútsal femenino es de aquellos que van a la cancha a ver a su hija, a su mujer, a su nieta, prima, sobrina, amiga, novia, vecina hacer lo que aman.
El fútsal femenino no es sólo femenino, es una bandera de paz, una bandera de unión, de crecimiento. Es un camino que puede construir puentes, donde no importa las diferencias sociales, culturales, económicas, no importa el clima, si se juega con una pelotita de papel en el patio de la escuela o en el mejor estadio del mundo.
El fútsal femenino representa una sociedad que crece, que avanza, que cambia, que progresa, que busca compartir momentos y valores.
El fútsal femenino no es sólo de niñas y mujeres que desean jugarlo..
El fútsal femenino es de todos..."
